jueves, 3 de enero de 2013

...-

Voy a comerte la boca en cada milésima de segundo. 
A clavarte mis pupilas como si fueran chinchetas. 
Mandaré a mis labios de excursión por tus orejas, susurrando palabras sin sonido. 
Me volveré muda, hablándote con las manos, que son las que mejor se entienden. 
Para el reloj. Me importa una mierda la hora que sea. Si es de día o es de noche, a nosotros no nos afecta. 
Las estrellas las veremos igual, y el calor del sol nos cocerá a fuego lento. 
Súbete conmigo a esa montaña rusa donde el ritmo marca los latidos en mi pecho. 
Donde tú y yo lo único que tenemos que hacer es dejarnos llevar. 
Donde me va a gustar hasta la última letra de tu nombre. Porque eso es lo que me apetece hacer hoy. Y puede que también mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario