A veces, cuando nada te calma, cuando necesitas gritar, alto, muy alto, cuando quieres romper todo, cuando necesitas llorar, hasta quedarte sin lágrimas, está ella, la que con un abrazo y un "tranquila, yo estaré ahí, digan lo que digan". Ella sabe calmarme, ella sabe como hacer que me sienta bien, cuanto todo se desmorona.
Esos pequeños detalles, que me hacen seguir adelante, esas sonrisas, todo. Cuando estoy a punto de caer, siempre tengo su brazo delante de mi, para no darme de bruces contra el suelo.
No necesito agua, ni comida, ni el aire que respiro. Si la tengo a ella, no necesito nada más. Gracias por existir, Laura.
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