sábado, 14 de julio de 2012

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Puede que sea cuando menos te lo esperes, o cuando menos lo necesites, pero ocurre, sin más.
Tu cuerpo se revoluciona como si te hubieras tomado una pastilla con millones de hormonas, tu voz se entrecorta, pasan millones de pensamientos por tu cabeza, sientes algo en el estómago, molesto, pero a la vez satisfactorio, tus manos tiemblan, no paras de morderte ese labio carnoso, los nervios te matan, y ahí es cuando te das cuenta de que te enamoraste, te enamoraste de él, de su boquita tan linda, de su forma de vestir, de su pelo, de su forma de llamarte "cari" , o simplemente, de la forma en la que te mira. Y en ese momento, sabes que le regalarías durante toda tu vida, tu primera sonrisa del día.